viernes, 19 de junio de 2009

Dime tu nombre y te diré quién eres

El valor de las personas no es intrínseco a ellas mismas, se lo asigna y prácticamente crea uno mismo.
Uno mismo escoge las condiciones inciales subjetivas sobre las que someterá a observación a otra persona.
Otra persona puede llegar a ser juzgada y etiquetada con un elemento o puede merecer el privilegio de llegar a ser conocido.
Ser conocido por uno mismo ya es un desafío considerable, ¿será si quiera factible plantear conocer a alguien más?.
Alguien más podría satisfacer su demanda de conocimiento -bajo sus propios criterios- con sólo saber el nombre.
El nombre de una persona por si mismo puede no tener mucho significado, el hecho de revelarlo sí lo tiene.
Lo tiene como lo tiene el revelar cualquier verdad que uno conozca de sí.
De si lo es todo o no, ya es otra historia.
Otra historia en la que no importa lo que yo digo.
Yo digo "dime tu nombre y te diré quién eres"
¿Quién eres?

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