Del mismo modo en que los llanquihues lo han propuesto en el mundo de la ciencia ficción a través de la pantalla grande, se puede dudar de la veracidad de una coincidencia.
Todos los días, en cada detalle uno puede omitir a relación de todo con algo, de algo con todo o simplemente de algo con alguna otra cosa, o bien descubrir -para algunos- y construir -para otros- un patrón detrás de aquello. Sin que esto signifique la común confusión entre patrón y predicción, destino o profecía.
Yo he encontrado varios, los aprecio y ordeno con una prolijidad adictoide y cuando se me da la gana creo fervientemente que los descubrí, así como hay momentos en los que lamento admitir, sin ausencia de orgullo fanático, que los he construido.
En este exclusivo mundo de las ideas testarudas y voluntariosas, el patrón no oprime, pues no posee más que la capacidad de hacer volar por breves minutos la expectativa de un más allá o, por qué no, de un aquí un tanto más distinto. Aquí el patrón defiende y protege este deseo tanto infantil como senil y ya no es amo, pero ama.
Sin embargo, esos instantes no pueden durar mucho, mucho menos una eternidad, pues hay contratos que cumplir los que jamás contemplan la existencias de aquellos patrones y alaban, por el contrario, el desabrido respaldo científico de las coincidencias. De esta forma, se retorna a las convenciones, se pierde niñez e ingravidez, pero no para siempre. Así pues, y precisamente así, se despide el patrón: "boy y vuelo".
Cultura Sofista
lunes, 6 de julio de 2009
Donde manda patrón, no manda coincidencia
jueves, 2 de julio de 2009
Cazando tutututus
El humor es para algunos una vía de escape, para otros un trabajo, para otros una frustración. Para este autor, su humor -que a algunos molesta- es una ficción y una compañía, y quizás una maña o una obsesión; y el humor en general, un imperdible.
Recordando tiempos de juventud, encontró la imagen de una antigua profesora, la inspectora del colegio; esctricta, rigurosa y muy compuesta, perfectamente, se trataba de la profesora Norma. La recordó debido a un chiste que ella contó en una de sus visitas a las salas de clases, que relataba la historia de un niño que miraba el aire peñiscándolo de vez en cuando, a quien un amigo le pregunta que qué es lo que hacía, a lo que responde 'estoy cazando tutututus', ¿y qué son los tutututus? continúa el otro, 'no sé, aún no he cazado ninguno'.
Se trata de un chiste simple y la gracia se la asigna quien lo escucha a voluntad propia. Sin embargo, hoy se encontró valorando el esfuerzo que tuvo que hacer la profesora Norma para salir de su estricta compostura y contar un chiste, todo sólo para hacer a esos niños reir. Y es aquí cuando surge la pregunta ¿Cuál es el objetivo de alguien al contar un chiste?. La respuesta existe pero no es única.
En primer lugar, uno puede pensar que se trata de un gesto noble por hacerle un bien a los demás, porque reír es agradable, saludable y aliviante. Pero quizás el humorista más allá de este efecto inicial valora la retribución que tendrá posteriormente, ya sea dinero, favores o una sonrisa, y en ese caso ya no es una acción tan noble, sino, más bien, interesada.
miércoles, 1 de julio de 2009
Donde realizaste mis fantasías solo las siluetas dormitan
'Remi, el falado' se apodaba el líder eterno del rebelde grupo que se oponía a la dominante monoarquía de la dinastía en curso. Un ataque similar al de las antiguas batallas feudales cayó sobre aquella famila, quienes a voces del grupo rebelde 'habían recibido su miresido'.
El poder estaba tomado cuando llegó el segundo grupo de rebeldes a usurparlo. Angustiado y frustrado este segundo líder proclama enérgicamente, a tal punto que salpica de saliva a las dos primeras columnas de su séquito luego de lo cual no estaba para nada sequito, "Tomaré el poder, aunque por ello tenga que cargar el odio de las multitudes, aunque caiga en las oscuridades del fracaso. Si mi sol he de perder es un reto que asimilaré con calma, saborearé, masticaré y luego, cuando yazca ahí relamido y apocado, domiré tranquilo".
Un sostenido estruendo se escuchaba en los laredodores, el que -como corresponde- era no más alto que su escala normal.
Pasadas las horas, Remi se rinde entregando la espada de gobierno a su aguerrido sucesor 'Tómala, infeliz, y haz de ella lo mejor que puedas. Yo la miré, la adoré y le canté y la perdí'
Tomado estaba el poder; Tomaré el poder, aseguró aquél; Tómala, ordenó el anterior. Por último, 'Toma sol, Albino, luego toma mi pluma, toma silencio y toma nota', ordenó a su pálido secretario, y entonó:
"Agardecido, alabado y aguerrido venceré, gobernaré y dominaré mi palacio, mi feudo, mi pueblo fácilmente, fanáticamente y favorablemente sólo, soldado y soliloqueando laburando, ladrando y lapidando si puedo, si quiero o si tengo".