Cultura Sofista
sábado, 23 de octubre de 2010
Esa tarde llover gente correr
El tiempo en que viví en Londres no aprendí más que en Zanzibar, ni menos que en San Petersburgo. Aprendí lo justo y necesario.
Mucho antes de que los ingleses fuesen mayoritariamente albos, llegó a la capital uno de esos días lluviosos que amenazaban con durar años. Producto de de una fuga de gas oxígeno de la planta del pie de limón, la lluvia generó cambios raciales hasta el día de hoy perdurables.
Desde aquel entonces le llamamos Blondon.
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4 comentarios:
jajaj...buenísimo!
Mejor que Montt!
By the way, quizás me dé una vuelta por Zanzibar uno de estos días.
Hola Sofía Awesome, Hvordan går du?
Bot!
Hva på tenker du de nye avbildene?
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