martes, 5 de octubre de 2010

Inédito

A veces piensas o estás seguro de que nada de lo que puedas hacer, ya sea pintando, escribiendo o dibujando podría llegar algún día a ser siquiera razonable para el gusto general. Por esto terminamos siempre escribiendo, tomando notas de nuestros pensamientos interiores sin hacer publicación o caso alguno a los escritos resultantes. Que por qué hablo en plural, quizás por el simple hecho de querer sentirme vocero de alguna población diminuta que se vaya en un futuro imposible a identificar con esto. Da igual, siempre da igual, y no me refiero a las ecuaciones, no, sino a esta situación en que considerando todo lo anteriormente dicho poco es lo que me importa conservar un estilo, mantener una historia, adaptarme a las capacidades de entendimiento de alguien que estará indudablemente fuera de mí.

En muchos sectores, espacios y tiempos diferentes se conoce el surrealismo o el dadaísmo. Vanguardias que por su parte hacían o intentaban hacer relatos completamente espontáneos producidos casi sin intervención física, no es eso lo que intento llegar a hacer, no intento llegar a hacer nada específico, nada previamente hecho, pero todavía algo me lo impide y es el hecho, la cosquilla, el murmullo de esa voz consejera que responde inequívocamente a la pregunta del qué dirán, y mientras no me decida yo a realizar lo que mi valiente pre-yo se dispone tan enfáticamente, deduzco que estoy de acuerdo con ello o que el respeto para esa estadística es mayor que el que guardo para mí.
Sin embargo, no pienso ponerme a esperar que esa fase de debilidad se vaya y así conseguir mi propósito inicial, no, intentemos ser felices ignorando los temores, ignorando las faltas, ignorando la certeza de que todo podría ser mejor.
Qué mejor forma de hacerlo que seguir un patrón, una de esas gastadísimas pautas de escritura en que le sugieren a uno agregar o quitar fragmentos, utilizar ciertas palabras claves o qué otra barbaridad que se le ocurra al grupo que en un comienzo indefinido las creó, aunque estoy decidido a pensar que el que crea las reglas no es, en absoluto, el que las escribió, sino el conjunto de personas que optaron por seguirlas, acatarlas y hacerlas dignas de respeto.
En todo caso no era ese mi punto, no era esa la pauta con la que quería romper el límite entre esas dos sensaciones expresadas en un principio. Mi punto es diferente al geométrico, se compone de bastante más que una marca que pueda dejar cualquier lápiz existente de aquí a trescientos mil años hacia ambos lados de la línea cronológica, y, además, consta con un circunloquio a modo de introducción monumental, cosa que debe parecer bastante evidente a estas alturas del escrito.
Dolor, dolor, satisfacción, dolor, son la respuesta a preguntas como el qué pasa dedicadas a cuatro sectores de mi cuerpo. Dolores físicos, para no preocupar al lector, que esto no será un derramamiento de penurias y lamentos, que para eso ya existen las cebollas procesadas y producidas a lo moderno. Roca, silla, chocolate, encía. La relación entre estas palabras y las que cualquier persona suficientemente humana podría identificar es evidente.
Basta de esto, siento que las influencias pueden más que la cosecha propia. Y la pauta...cuándo. Hasta a mi me hace sonreír. Una presentación le haría bastante justicia a lo que llamaría un escrito encasillado, pero, al mismo tiempo, me desagrada en una medida considerable. Por esto, desisto.
Por el momento continuaré, simplemente continuaré. Qué olor aquel, el que emana la almohada propia en la mañana al despertarse luego de bastantes horas de sueño. Ese olor que parece fuese la escencia de la estructura física y que, debido a razones equinas, alusión a la acción de repetir lo de las masas, parece desagradable, pero que luego desengaña a la nariz y nos convence de que es algo propio, algo personal, que nos identifica con nosotros mismos y que no hay vergüenza alguna que se presenta al aceptar que es irremplazablemente mi preferido.
- ¿Con que cazando ideas, ah? -
Ah, por fin algo que interrumpa la monotonía inicial. Alguien ha interrumpido estas palabras con poco sentido para, quizás, entretenerme.
- Buena la presentación que me has hecho. Y a qué se debe esta nueva forma de ignorarme y aparentar que hablas solo -.
No sé si sería necesario dejar en claro algunos puntos antes de continuar tranquilamente lo que ya a comenzado, para que haya un entendimiento claro, más ligero.
- Ejem, disculpa, ¿Me escucharías un segundo?... -.
O probablemente ya es hora de que confíe en fantasmas futuros e inexistentes, por lo demás.
- Mira, si estás intentando hacerme creer que ya no me necesitas, olvídalo, bien claro tengo tus ideas, bases de humano, planes futuros, y todo lo que puedas recolectar de tu individualidad-.
Lo siento, pero no eran exactamente mis intenciones dejar de lado a quienes más aprecio. Hasta hace un momento atrás me encontraba dirigiéndome hacia otro público, uno que todavía no existe.
-Ah ¿sí?.Bueno y cómo es que yo no lo identifico o lo veo si quiera-.
Por la razón fundamental de que esto es algo que por primera vez en siete años, aproximadamente, se origina a raíz de una iniciativa propia, no de todos nosotros.
- No exageres, en todo este tiempo que nos conocemos, ¿Siete años dices?, más de alguna vez te has lanado con algo por tu cuenta. No es que estés todo el tiempo con nosotros, o conmigo, más bien, a cuestas. Qué hay del colegio, tus estudios -.
Si podría considerar eso pero de no ser válido no sería un aspecto negativo que vea de esta relación.
- Y qué hay con este público, ¿Por qué no me integras?, o prefieres que me vaya -.
Precisamente hacía notar el hecho de que tu llegada haría cambiar el rumbo que el escrito llevaba, ¿Y donde está Francis?
- Creo que poniendo atención a toda la escena que ahora vivimos para poder intervenir conocedor de todo detalle, como siempre lo ha hecho -.
Por supuesto.

Rancagua, 11 de diciembre de 2003.

2 comentarios:

Eärendil dijo...

Cuando leo estos escritos, cada vez me doy más cuenta de que no soy una persona suficientemente humana...

Estos se escribieron para ser leídos. Me aseguraré de que eso suceda...

Diego Fredes? dijo...

Eres suficientemente humano. No reniegues.