Una vez lo invitó a comer y le hizo berenjenas fritas con acompañamiento, el suyo. Él dijo que estaban muy buenas, que le gustaban.
Al tiempo se sinceró y le confesó que nunca le habían gustado las berenjenas. Ni el acompañamiento. Así entendió, por fin, el sentido de la expresión.
Esa noche actualizó su estado en Facebook: "Aquí estoy, como las berenjenas".
Cultura Sofista
viernes, 3 de junio de 2016
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