Cultura Sofista
miércoles, 8 de junio de 2011
Las Letras
No sé cómo será en otros países, y ni si quiera sé si es mayoría en este país, pero siempre me ha parecido muy poco afectiva la forma de llamarle a "las letras" que aparecen al final de las películas, señal para los desapegados espectadores de cualquier tipo de cine de que deben empezar a buscar sus cosas, pararse y marcharse.
¿Y te piensas quedar a ver las letras?
Son letras, en efecto, pero también son palabras que hablan de mucho más que de los nombres que los respectivos padres eligieron ponerle a sus hijos. Hablan de todo un mundo que pasa imperceptible debajo de la sombra del director, de los actores y en algunas raras ocasiones del productor. Hablan de un esfuerzo, del valor de un trabajo, con una dedicación que sólo es atendida por las espaldas y los costados durante esa caminata trastabillada que se genera cuando muchas personas quieren salir por un par de puertas demasiado estrechas.
¡Cuánto trabajo se pierde y cuánto valor se pasa por alto!
Quizás entre tanta impaciencia nunca nos hemos llegado a dar cuenta que - para las películas hechas con razón y corazón-, tras el cast & crew hay mucho más que un equipo técnico y especializado donde cada uno hace lo suyo, producto de lo que nace una excelente obra. No nos hemos llegado a enterar que ahí, cinco minutos después del comienzo de las vapuleadas "letras", se narra otra historia mientras se le agradece al viejito del barrio por prestar su almacén, mientras se le agradece a la familia del productor por soportar el robo de su pariente durante año y algo, mientras se le agradece a la sociedad protectora de animales por asegurarse de que ningún animal (sin culpa) involucrado en el rodaje sufriera maltrato, mientras se le dedica la obra a juanito y juanita que tienen muchas más historias que contar, pero en silencio.
Cuando es una de esas películas hechas con venas y arterias -o con arenas y vaterías-, no dan ganas de levantarse; así como no entendemos el fin del almuerzo sino hasta haber reposado y hecho sobremesa, no concebimos el sentido de ver una de aquellas sin hacer sobrecine.
Al final, sentado, mirando, sin espera, me hubiese gustado que tú también hubieses podido aprender lo que me enseñó.
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1 comentario:
Completamente de acuerdo. Y qué mejor forma de expresarlo. Yo nunca le llamé letras eso sí, créditos, a lo mejor. Quizás porque siempre he sido de los que se queda a verlos y a buscar detalles. Siempre me preguntaba quiénes eran esos a quienes se les dedicaba la película, o a ver los títulos de todas las canciones, o ver si había algún nombre de algún conocido, o algun mensaje escondidillo. En fin, agradezco el haber tenido ese interés que los que han estado detrás de un trabajo tan grande, creo que valorarían, como bien tu lo expresas.
Y quizás las letras o créditos más importantes me los perdí. O quizás aún esté por verlos...
Un abrazo.
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