CUENTA cada vez en que preferiste obviar, evadir y evitar a decir la verdad, escogiendo el silencio: la manera más cobarde de decir no.
Cuenta la historia de aquella noche y de aquella tarde o de esa mañana o de esas horas, en las que lo único que importaba eras tú. Tú y tus miedos, tus temores, tus amigos, tus vanidades, tus caprichos, tus prioridades, tus horas, tus mañanas, tus tardes y tus noches.
Cuenta con que a pesar de eso, sólo viene un más claro porvenir, promisorio, mas no provisorio. Pues no se trata de aprendizajes ni de lecciones y ciertamente no de justicia.
A fin de cuentas me doy cuenta de que cuentas con quien más cuenta, cuenta y cuenta.
Ahora sí -y más que nunca-, sólo queda pedir la cuenta.
Cultura Sofista
viernes, 3 de agosto de 2012
Cuenta reagresiva
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