NO ABUNDAN ya, son pocas las palabras, son pocas las ideas, son pocas las ganas. Antes eran océanos de letras, de sueños, de proyectos que bañaban las costas de la posibilidad; olas enormes que la mantenían constantemente humedecida, no sin contar con uno que otro tsunami de humor, de clamor que la engrandecía y la expandía hacia ese lugar hasta entonces desconocido. Ya no quedan de esos, no se leen, no se encuentran. Recién me encontré con uno, quizás alimentado de un río intermitente, pero no es como aquellos, es distinto, es menor, no llega muy lejos. Es un pequeño mar. Marcito.
Sin embargo, todo continúa. El deber, el derecho, el placer, el despecho. "Pienso que todo el mundo debería creer en algo. Yo creo que voy a seguir escribiendo." Vicitando a Marx, a Groucho, no Karl. Marx cito.
Pero qué nos espera, más que días agrupados en meses y meses agrupados en años. Un noviembre paciente y agitado; un disiempre duro y solitario; un enero definitorio y burlesco; un febrero como otros, aunque más tajante; y un marzo nebuloso, inicio del término fin, sin finalidad ni término, un marzo más fútil, más simple, más pequeño. Marcito.
Marcito, Marxcito, Marcito... dentro de un sueño marchito.
Cultura Sofista
domingo, 30 de octubre de 2011
En marcha: marchitez
Suscribirse a:
Entradas (Atom)